En la primera década del 2000, Boca Juniors, bajo la dirección del entrenador Carlos Bianchi, enfrentó la difícil tarea de reemplazar al defensor colombiano Jorge “Patrón” Bermúdez, quien partió a Europa. Para llenar ese vacío, Bianchi se fijó en Rolando “Flaco” Schiavi, procedente de Argentinos Juniors, quien se convertiría en una figura emblemática en la defensa del club.
Schiavi logró ganarse el cariño de los hinchas gracias a su entrega y a los goles que anotó desde el punto penal, vitales en la conquista de títulos tanto locales como internacionales. Una de las anécdotas más memorables de su carrera se remonta a un partido de la Copa Libertadores en 2002, cuando el plantel se encontraba en Ecuador.
Durante la concentración, Schiavi se convirtió en el protagonista de un insólito accidente. Mientras preparaba el mate para sus compañeros, accidentalmente quemó sus partes íntimas con agua caliente. En una divertida confesión, relató que, tras el accidente, se atendió con un médico y, a pesar de tener ampollas y heridas, decidió salir al campo de juego.
Su valentía y compromiso lo llevaron a disputar cruciales partidos, y a lo largo de su carrera, Schiavi logró conquistar la Copa Libertadores en varias ocasiones, así como otros importantes torneos. Finalmente, luego de dejar su huella en Boca, se trasladó al Hércules de España, cerrando así una etapa memorable en su carrera.
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